Que es nutrición energética
En el pasado las vacas lecheras secas eran alimentadas con dietas de contenido bajo en energía y en el mejor de los casos suplementadas con algo de concentrado al aproximarse el parto. Una práctica en aumento al día de hoy es separar a las vacas en «lejanas» (primeros 30 días del periodo seco) y «próximas» (últimos 30 días del periodo seco).
Teniendo en cuenta que el balance energético es el resultado de la diferencia energética entre las necesidades del animal y los aportes alimentarios, durante las 2-4 últimas semanas de gestación se produce un aumento sustancial de las necesidades energéticas debido al desarrollo fetal y a las necesidades de síntesis de calostro. Esta situación se acompaña de una disminución en la ingestión de materia seca. Estas dos circunstancias son, con frecuencia, responsables del desarrollo de un balance energético negativo que se inicia unas semanas antes del parto (Garmedia, 2005; Calsamiglia, 2005). El déficit energético conduce a una disminución de los niveles de glucosa e insulina en sangre que estimulan la movilización de grasa que resulta en un aumento en los ácidos grasos no esterificados (AGNE) en sangre que son utilizados por el hígado. Estos ácidos grasos se utilizan como fuente de energía, pero cuando la movilización de los AGNE es excesiva, se saturan las vías de metabolización de lípidos, y se generan vías hepáticas alternativas, entre las que se tiene la formación y exportación de cuerpos cetónicos y la formación y almacenamiento hepático de triglicéridos predisponiendo al desarrollo del síndrome cetosishígado graso (Calsamiglia, 2005).
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Las necesidades de proteína para la gestación son relativamente poco importantes hasta los dos últimos meses de gestación cuando los requerimientos se incrementaron en forma exponencial, este aumento de requerimientos de proteína tiene su origen en el crecimiento del feto y en las semanas previas al parto, en la síntesis de calostro. Estas necesidades proteicas se agravan por la disminución de la ingestión de alimentos en las semanas previas al parto. Los efectos del balance proteico negativo se muestran en el post parto. La capacidad de movilizar proteína es mucho mas limitada que la de movilizar energía y pueden agotarse antes o al inicio de la lactación. Una vez agotada las reservas proteicas la falta de proteína limita la producción de leche y las síntesis de inmunoglobulinas por lo que la competencia inmunitaria se ve comprometida. El resultado de ello es una mayor predisposición a la aparición de patologías post parto y producciones limitadas (Garmedia, 2005; Jairo, 2001)
Alimentación Energética de la vaca seca.
Lo ideal es que las vacas lecheras produzcan leche durante 305 días del año y permanecerían secas 60 días. Para que se logren estos objetivos, se debe acudir a una adecuada alimentación durante este periodo seco o hacia fines de la lactancia anterior. Es conocido que existe una etapa prioritaria de atención de la vaca tres semanas antes del parto y tres semanas después del parto, denominado a este periodo «transición». Este periodo se caracteriza por una disminución del consumo de alimento (Elizondo, 2007) cuya recuperación se produce una a dos semanas después del parto. Esta caída del consumo de alimento genera un desbalance nutricional entre los requerimientos nutricionales y los nutrientes consumidos ocasionando principalmente un desbalance energético negativo en el inicio de la lactación. Las vacas al final del de gestación y al inicio de la lactación muestran una alta demanda energética que no puede ser cubierta bajo ningún esquema de alimentación, que si no se manejan con propiedad pueden causar ciertos desordenes metabólicos y nutricionales que van a repercutir significativamente sobre la eficiencia y economía del sistema de producción de leche. Periodos de secado menores a 40 días no son suficientes tiempo para la regeneración del tejido mamario lo que puede resultar en pérdidas de producción durante la lactancia siguiente de entre 20 y 40%. Periodos secos mayores a 70 días no favorecen un aumento en la producción y pueden complicar el parto lo cual es costoso para el productor.
Periodo de transición
El periodo de transición, es considerado como aquel periodo que transcurre desde tres semanas antes del parto hasta tres o cuatro semanas después del parto. Durante el periodo de transición el animal debe adaptarse a las nuevas condiciones metabólicas y fisiológicas que le exigen el pasar de un estado de preñez y sin producir leche a un estado de no preñez o vacía y producir grandes cantidades de leche (Jairo, 2001). Así mismo en este periodo de transición tienen lugar una serie de cambios de adaptación del sistema digestivo y del metabolismo a una nueva situación productiva. El fracaso del proceso de adaptación genera alteraciones productivas y patológicas que se conocen como enfermedades del periparto, entre las que se incluyen la cetosis, el desplazamiento de abomaso, la retención de placenta, la mastitis, la reducción de la producción y los problemas reproductivos (Jairo, 2001; Calsamiglia, 2005).